Desde ese instante, persuadido por un presagio, él supo íntimamente que Sofía lo ayudaría a olvidarse de Lucía, su ex novia. No importaba en absoluto si ella no le correspondía, lo que él precisaba por esos días era simplemente alguien que lo rescatara, que lo despabilara, un rostro, una silueta, un nombre, una conversación, elementos nuevos y distintos con los cuales sugestionarse y fabricar una ilusión que lo anestesiara.