lunes, marzo 28

Sin Titulo II

Al día siguiente Pepe se despertó con el sonido de su alarma. Eran las 7:05 am y un sonido retumbante de 4 notas parecían incendiar sus oidos. Apagó con ferocidad el reloj despertador y mientras recobraba sus demás sentidos, cayó en buena cuenta que era domingo y que aquel ensordecedor sonido no impediría que siga con tan placentero sueño y que solamente había olvidado desconectar la alarma a la cual maldecía de lunes a viernes.

Mientras reacomodaba la cabeza en la cama, Pepe se sintió acalorado, incómodo. Era el sabor asqueroso que tenía en la boca, cargado de cerveza fermentada y probablemente algunos restos de algún sanguchón que habría tragado antes de regesar a casa. Además se percató, mientras se levantaba a tomar agua, que se encontraba aún con la camisa que se había puesto la noche anterior y que ahora se encontraba desplanchada y maltrecha y que además, el extraño calor que sentía era provocado por el cubrecama que no había sido retirado para dormir.

Ala mierda! que tal bomba! dijo Pepe, mientras se despojaba del pantalón, calzoncillo, medias y camisa que aún llevaba puesto y se ponía un short que usaba de pijama. Regresó a su cama y se quedó privado otra vez. Dentro de ella, esta vez.

Los domingos eran siempre iguales para Pepe. Hacía muchos años que no desayunaba los domingos, ya sea porque el día anterior había llegado muy tarde a casa, lo que significaba que se despertaría pasado el mediodía, o porque si no hizo nada, igual prefería quedarse tirado en su cama viendo algún programa culinario mañanero que lo incitase a decidir por algún potente platillo para el almuerzo.

Eran las 12:30 y Pepe volvía a la vida, le dolía terriblemente la cabeza y no entendía aún, porque una reunión tan pequeña había causado en el estragos de magnitudes asiáticas. Bajó a la sala y cayó en cuenta que no había nadie en casa, buscó en la cocina algo que refrescara la calentura que sentía en su estómago y encontró una nota de su madre. "Pepe, nos fuimos con tus hermanitos a la casa de tu tía Lidia, si quieres vienes a comer acá, o sino te calientas el ají de gallina que sobró de ayer, Loves. Mamá"
Para Pepe la respuesta era tan fácil y obvia que ni si quiera se tomo el trabajo de repensarla. No iría donde la tía Lidia, y no comería ese ají de gallina, que claro...recién hecho es riquísimo, pero después de un día toma una forma masacotuda y no apta para el comsumo humano, pensó.

Una canción de Poison se dejaba escuchar a muy bajo volúmen. Pepe dejó el vaso de agua que sostenía en la mano y subío corriendo las escaleras. Era su celular, lo estaba llamando Juancho. Pepe contestó raudo, mientras esperaba que Juancho pudiera aclarar algunas dudas acerca de lo que había pasado la noche anterior.

P: Habla Juancho, que tal?
J: Bueeeena maricón, no sabía que ahora eras el loco romantico...jajaja que webón!
P: Que hablas, que fue?
J: Que, no te acuerdas?
P: No pedazo de webón, sino no te preguntaría, habla claro, que pasó? hice alguna webada?
J: jajaj yaya no te aceleres que no te cuento ni mierda..
P: ta mare, ya habla.
J: No nada malo webón, nose en verdad. Lo unico que se es que le diste un beso en la boca a Sofía mientras bailaban.
P: QUE??? Y que pasó? que más hice? Habla pues webon, quieres que te saque las cosas por cucharita...
J: Nada mas pues webón, tu te la llevaste a bailar lejos de donde estabamos todos, pero justo Fiorella que iba al baño vió cuando la besaste...
P: Puta madre, que webón...pero como que la bese? acaso ella no respondió?
J: No, ella se quedó viendote la cara de webón templado y te jaló para donde estábamos todos...
P: Puta que roche...Aguanta, como que la llevé a bailar lejos? Si la jato de Fátima es chicoma, no seas pendejo.
J: No te acuerdas ni eso? aala..q cojudo. La reu estaba malasa, y nos quitamos caleta con Sofía y Fiorella a Aura. No sé a quien mierda conocían que nos hizo entrar en una.
P: No jodas, no me acuerdo nada de eso...puta que tal borrada de cassette...
J: Así es mi querido Brad Pizza, por gilero monce te vas a perder a una buena flaca...
P: Si on, y ahora? en verdad me gustó bastante.
J: Sí sé, ayer me lo dijiste, pero estabas tan borracho que ni siquiera te debes acordar.
P: Ta mare Juancho, que cojudo eres. Si me ves borracho tienes que desawebarme, ya te he dicho varias veces, por que me dejas hacer webadas, ya te cagaste.
J: jajaj ahora yo tengo la culpa, ya no jodas. Bueno hablamos mas tarde, fácil un cine.
P: Ok, hablamos.

Mientras Pepe se recomponía e iba tratando de darle forma a los vagos recuerdos que le venían a la mente, se preguntaba si no habría hecho alguna webada más.
Lo primero que hizo fue revisar el buzón de salida de mensajes de su celular, luego el de llamadas. Uuuf, dijo Pepe al darse cuenta que no había hecho niguna llamada a su ex. Había una llamada de salida con el nombre de Sofía, pero inmediatamente recordó que habían intercambiado números y que el había marcado el número de Sofía primero para que se quede grabado el suyo en su celular.

Eran las 2 pm, Pepe había cambiado sus ganas de calmar el caldero que tenía en el estómago por las de saber que era exactamente lo que había pasado con Sofía.
En verdad le había gustado y veía en ella la oportunidad perfecta para quitarse la desazón que tuvo con Mariana, su ex, y porfin tener a una chica que valiera la pena.

Pasó una hora pensando en ella y revisando su facebook, cuando la necesidad de un gatorade heladito invadieron sus nublados pensamientos. Pepe se puso un polo que había utilizado durante la mañana del sábado y se puso el mismo jean que había usado la noche anterior. Cuando llegó al grifo que quedaba muy cerca de su casa, se disponía a pagar cuando en su billetera encontró algo que le cambiaría la cara instantáneamente.

Era la tarjeta de crédito de Sofía. Pepe no podía estar más seguro, la tarjeta tenía su nombre grabado en alto relieve. Sofía García T. repetía Pepe mietras esbozaba una sonrisa que la cajera del grifo espectaba con singular desconcierto.

La tarde se pasó volando, Pepe tocó un poco de piano, se pidió una bembos mexicana extra grande, se baño y ya estaba listo para llamar a Sofía. Se sentó en la sala, se sirvió un vaso de agua, prendió la radio con volúmen bajito para que no se escuchara tanto silencio, de fondo sonaba una canción de Roxette que iniciaba con una frase que parecía extraída en ese mismo momento de la mente de Pepe, quien sin ningún reparo imaginaba decir a Sofía una vez que ella soltase el primer aló. (si quieresn saber con que frase inicia la canción, pueden darle play al video que aparece a contonuación). Pepe tomo su celular y sin pensarlo más, marcó el número de Sofía.



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